Leonel necesita que lo ayuden a cambiar de rumbo

Por Venecia Joaquín /Comunicadora Social

De los orígenes de Leonel Fernández, sabemos poco. Nació en el seno de una familia humilde; abogado de profesión, su fuerte es “conceptualizar”; sabe captar las ideas, sentimientos y necesidades de la gente y expresarlas con palabras bonitas; ese don lo esgrime con éxito, especialmente en la mente de débiles e infelices.

Con esa poderosa arma, entró al mundo de la política, por las puertas del PLD; captó su ideología y los sueños de su fundador Juan Bosch y los enarboló de manera tal, que Bosch dijo “es una minita”. Por décadas, logró presidir el partido, utilizándolo como plataforma para llegar a la Presidencia de la Republica en tres periodos.

En el primero estableció su FUNGLODE, que lo mantiene cerca de poderosos, realizando sus sueños de viajar, relacionarse con personalidades y organismos internacionales; de “hijo de machepa” pasó a ser “tutumpote”.

Mientras su vida cambiaba ¿Qué hizo por los pobres?   su prioridad no fue elevarles el nivel de vida ni combatir las raíces de los males; atendió la macroeconomía, pero no la micro, que los hubiese ayudado a desarrollar sus potencialidades; negó el 4% para la educación, privatizó empresas del Estado; laceró el sistema judicial, ¡olvidó los infelices! ni siquiera les hizo “visitas sorpresas”.

En época de elecciones suele buscarlos y anestesiarlos con promesas, para conseguir su voto, pero luego, no hay tiempo para ayudarlos ni para crear “una fundación” con esos fines.

Hace unos meses, la llamada minita explotó dentro del PLD. Aspiró a ser candidato presidencial por cuarto periodo y le cerraron el paso; eligieron otro.  Parecería que añoran los principios de Bosch que Leonel arrinconó; que desean hechos, más que teorías; dijeron ¡basta ya!  al solo atender intereses personales sin pensar en los nacionales.

Tras 46 años disfrutando del partido y sus gobiernos, jamás pensó que le sucedería, se consideraba todopoderoso y muy enojado, tiró las riendas y salió rápidamente a constituir la Fuerza del Pueblo, que lo lleva como candidato.

Hoy, sin la sabana del PLD, ataca el gobierno, diciendo que    hay crisis de salud, laboral, educativa, que el mal manejo de las autoridades ha llevado a afectaciones en todos los niveles. Sin embargo, recientemente, confesó que NO quería irse del PLD, que se vio compelido a hacerlo por un tema de “honor personal y de decoro” · ¿Honor personal?  ¿y lo institucional y nacional?

Indiscutiblemente, el manejo que le ha dado a las instituciones sin pensar en los pobres confirma su ambición personal. Sin embargo, es capaz de decir “que la batalla que ha asumido para volver a dirigir los destinos del país, se centra en la preocupación ante el retroceso institucional”.

¡Oh, Dios! ¿y el afán de poner intereses personales por encima de institucionales y nacionales?

Leonel está confundido. Recientemente, dijo “soy tan democrático que todas las noches me acuesto con la oposición”; debió agregar, “soy tan ambicioso, que prefiero destruir el hogar, antes que facilitar el ascenso de mis hermanos”;” discrimino tanto que olvido mis raíces”.   Es obvio que sigue sus principios, ni siquiera los de Bosch y menos los de Dios.

Leonel necesita que lo ayuden a cambiar de rumbo, a usar su talento para beneficio colectivo, no personal; pedir perdón a “los hijos de machepa” por olvidarlos.

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