Cómo aprendí a hablar con los adolescentes (y que me escuchen)

  • Cecilia Barría
  • Role,BBC News Mundo

Después de trabajar más de 30 años con adolescentes como profesor de filosofía, Jordi Nomen decidió compartir las lecciones que aprendió durante ese viaje.

Autor del best seller “El niño filósofo”, Nomen acaba de publicar “Cómo hablar con un adolescente y que te escuche”, un libro que entrega herramientas para cualquier persona que enfrente el desafío de desarrollar una buena relación con un adolescente.

No es fácil, qué duda cabe, y muchas veces los adultos se sienten superados por las circunstancias cuando creen que lo han probado todo y no funciona nada.

“Es que no me escucha”, es uno de los reclamos que suelen hacer cuando las cosas van por mal camino.

“Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así”, dice el español de 58 años.

Ese es precisamente el tono del libro y de la conversación con BBC Mundo: optimista y apasionado.

Jordi Nomen

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA

Pie de foto,Jordi Nomen es profesor de filosofía en una escuela de Barcelona, España.

¿Por qué le parece tan fascinante el mundo de los adolescentes?

Le he dedicado prácticamente toda mi vida porque siempre he sido profe de adolescentes. Es un proceso fascinante el crecimiento que ellos experimentan.

Un crecimiento mental, por un lado, porque los ves cómo se emocionan en las clases de Filosofía o Historia con su propio pensamiento.

Pero también está ese crecimiento emocional, esa gestión emocional, que les cuesta bastante más, y que también me parece fascinante porque van evolucionando hacia la madurez y acompañarlos en ese proceso me parece muy bonito.

Después, cuando pasan los años, lo agradecen muchísimo y te lo dicen. Te encuentras con chicos y chicas que se acuerdan de una conversación que tuvieron contigo y que les marcó. Eso te da una satisfacción enorme.

Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así.

En su libro usted dice que hay mitos sobre los adolescentes, como la idea de que son irresponsables, conflictivos, sin interés por nada, etc. ¿No piensa que hay algo de cierto en eso?

En realidad, los mitos son falsos, pero tienen una parte de certeza.

Los mitos griegos o los romanos tienen una parte de realidad, pero no dejan de ser una generalización que no debemos aceptar tal cual.

Yo he tratado con unos 2.000 adolescentes en todos estos años y hay muchísimos adolescentes que son una maravilla.

¿Le ha tocado lidiar con casos extremos de adolescentes rebeldes?

Sí, hay algunos casos en que realmente los adolescentes lo están pasando mal. Yo creo que siempre debemos enfocarnos en que cuando una persona no responde ante la preocupación de otros, es porque lo está pasando mal.

No hay que dejar a nadie atrás.

Ahora, lo común es que los adolescentes tengan algún conflicto o que sean irresponsables, claro que sí, ¡pero si están creciendo!, están aprendiendo a ser responsables, pues por supuesto que se equivocan, cometen errores y de los errores se aprende.

La adolescencia es un terremoto de cambios, es un tsunami, es una montaña rusa de emociones, y eso es muy difícil de gestionar.

Padre con hijo.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,“Yo he tratado con unos 2.000 adolescentes en todos estos años y hay muchísimos adolescentes que son una maravilla”, dice el autor.

Hablemos de los consejos que usted les ofrece a los lectores para comunicarse con los jóvenes. Uno de ellos es la predisposición al diálogo en el sentido de abrirse a la negociación. Eso suena muy bien, pero ¿cómo se hace?

Creo que en una negociación debemos abandonar los máximos y quedarnos con los mínimos.

Muchas veces el conflicto se plantea en términos de yo gano y tú pierdes, ¡pero es que así no se resuelven los conflictos! Los conflictos se resuelven cuando ambos ganamos y cuando ambos perdemos. Siempre hay que ceder en algo.

Con los adolescentes esto siempre me ha funcionado. Les digo: “Tú me estás pidiendo esto, pero esto es tu máximo y eso está muy lejos del mío”. Entonces les propongo hablar de los mínimos y eso significa negociar.

Entonces, imaginemos que el adolescente te dice que quiere llegar a las cinco de la mañana y tú quieres que llegue a las 10 de la noche. Le dices que van a negociar y le propones que regrese a las 12. Seguro te contesta que no, que a las 12 empieza todo. Entonces le dices venga, va, hasta la 1.

Si te pones en plan autoritario y le dices que no va a salir, ellos también se ponen a la defensiva y rabiosos.

Otra cosa importante que usted menciona es escuchar atentamente. Suena como algo muy sencillo, pero parece que no lo es…

La escucha atenta lleva consigo el lenguaje no verbal, es decir, hay que hablar calmo y pausado, no perder el control, no gritar, mirar al adolescente a los ojos, adecuar nuestra posición a la del otro.

Luego, no interrumpir, no juzgar lo que el otro está diciendo. Solemos interrumpir. Imagina que un adolescente le dice a un adulto: “Es que mira, fui a una fiesta y había drogas”. “¿Drogas?”, interrumpe el adulto.

La sola palabra provoca una tempestad. Ya le has interrumpido lo que te iba a contar. Ellos y ellas lo que piensan es: “Bueno, pues ya está, no se puede hablar”.

Tampoco sirven los juicios de valor al estilo: “Ah no, eso sí que no, de ninguna manera, eso no puede ser, ¿y tú qué hiciste en la fiesta?”, y entonces comienza un interrogatorio, no una conversación.

Pongámonos un poco en su lugar, si a ti como adulto te hacen un interrogatorio, ¿qué sentirías?, ¡pues te cierras!, ya no tienes ganas de seguir hablando.

Padre e hija, imagen de referencia.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Hay algo interesante que plantea en el libro, esa técnica de parafrasear lo que ellos dicen…

Sí, es importante repetir lo que el adolescente te va diciendo, para que él o ella vea que estás prestando atención.

Puedes hacer preguntas parafraseando lo que el adolescente acaba de decir. Por ejemplo: “Entonces tú dices que esto pasó de esta manera, ¿sí?”.

Se trata de reformular lo que el adolescente va contando. Puedes decir: “Si te he entendido bien, me parece que me estás diciendo… ¿no es cierto?”.

Entonces ellos notan que hay un canal abierto y que tú estás escuchando atentamente.

La palabra atención, además, es preciosa porque etimológicamente quiere decir “tender el espíritu hacia el otro”.

Es justamente eso: concentrarse en lo que el otro te está diciendo y no en lo que tú le vas a decir. Y eso no es tan fácil.

La otra cosa que usted menciona es la importancia de escoger el momento adecuado…

El momento es cuando lo decidan ellos y ellas, hay que esperar. Ahora bien, si no hay más remedio porque es muy grave el tema, aconsejaría hablar poco, no darles un gran discurso, un sermón, porque se ponen en modo off y se acabó. Se quedan ahí físicamente, pero no están.

En ese caso, si es algo muy importante, mejor decirles titulares, como: “Esto no me parece bien por esto, por esto y por esto”, y ya está, se acabó, no sigas hablando. Dejémoslo ahí y mejor hablamos en otro momento con calma.

Pero cuando ellos vienen a ti, hay que escucharlos y hay que tener conciencia de que no te lo van a explicar todo. Te van a explicar lo que puedan y quieran explicar. Pero si el canal de comunicación está abierto, es muchísimo más fácil que te expliquen.

Lo importante también son los temas. Cuando llegas y le dices, “hijo mío, tengo una lista de temas que quiero hablar contigo. El primero es el sexo, el segundo es el alcohol, el tercero…”.

Decirle esto en frío es muy difícil, sobre todo cuando el adolescente no sabe muy bien cómo expresar lo que siente, no sabe gestionar sus emociones.

No entremos por ahí. Entremos por temas mucho más banales.

Esta mañana le preguntaban a unos chicos, “¿y tú de qué hablas con tus amigos”. La primera respuesta fue: “De estudios no hablamos porque ya me paso todo el día estudiando. Hablo de música, hablo de videojuegos, hablo de deportes, hablo de las últimas series que estoy viendo”.

Entonces, empecemos por ahí, empecemos por preguntarle a qué videojuego está jugando, o qué tal estuvo el partido, o de qué se trata la serie de televisión y quizás la pueden ver juntos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *