Perspectiva psicológica del cáncer de mama
Por José L. Tavárez Henríquez
La enfermedad de cáncer, a pesar de los avances que se han logrado para el tratamiento y prevención de la misma, sigue siendo percibida por muchas personas como una sentencia de muerte o por lo menos con altas posibilidades de dejar mutiladas a quienes la padecen, lo que a su vez les provoca un fuerte impacto psicológico.
La presencia de pensamientos catastrofistas y de emociones negativas resultan muy común en las mujeres a las que se les diagnostica cáncer de mama. Es por eso que se recomienda que la primera ayuda psicológica siga de forma inmediata al diagnóstico e incluso antes, desde que surge la sospecha de padecer la enfermedad.
En la mujer afectada de cáncer de mama se presentan frecuentemente reacciones emocionales tales como cambios en la forma de actuar y en la expresión de las emociones, está más irritable y nerviosa, llora con frecuencia, padece aislamiento y dificultades para dormir, entre otros síntomas. Las estadísticas indican que 1 de cada 4 pacientes diagnosticados de cáncer podría desarrollar una depresión.
Está comprobado que cuando la depresión se trata eficazmente esto contribuye a mejorar la condición física de la persona. Por eso conviene que quien padece la enfermedad, y los previsibles cambios en su imagen corporal, se centre en la búsqueda de soluciones. Es de mucho valor atender la calidad de vida afectada por la enfermedad o el tratamiento, dado que un buen estado de ánimo influye favorablemente en el pronóstico frente a la enfermedad.
Una oportuna y eficaz atención psicológica a las mujeres afectadas por el cáncer de mama debe incluir, entre otras cosas, las siguientes:
Hacer que la persona entienda que el cáncer NO es una sentencia de muerte, como frecuentemente se piensa.
Aconsejar, cuando se sospecha padecer la enfermedad, acudir a un especialista, la internet NO es el mejor lugar para informarse.
Llevar una vida más saludable durante la enfermedad, ayudará a que la persona esté más fuerte para los tratamientos y su cuerpo se recupere más rápidamente.
Evitar que las emociones negativas y los pensamientos catastrofistas controlen a la persona, se debe aprender a manejar estos estados anímicos. Está demostrado que un buen ajuste emocional favorece un mejor pronóstico.
Experimentar “bajones emocionales” resulta común después del diagnóstico de cáncer de mama. Ante eso conviene pedir ayuda a especialistas y apoyo a familiares y amigos, la recuperación es más rápida y efectiva cuando gente querida acompañan el proceso.
Hay que insistir en que, si bien no podemos cambiar el diagnóstico, sí lo podemos hacer con la actitud con la que llevamos el tratamiento. En las manos de la persona está el tener mejor calidad de vida.
Las soluciones mágicas no existen, un poco de realismo nos prepara para un proceso más o menos largo, que comienza por cuidarse uno mismo y aceptando la ayuda que nos ofrecen los especialistas y las personas del entorno familiar.
Siempre recordar que, frente al cáncer de mama como en otras muchas cosas en la vida, es mejor prevenir que remediar. En ese sentido ayuda evitar hábitos tóxicos optando por un estilo de vida saludable, vale decir, sin tabaco, drogas o alcohol.
Por igual se recomienda evitar el sedentarismo, la exposición excesiva a los rigores del clima y el estrés. Asimismo, optar por una alimentación balanceada y practicar algún deporte o actividad física moderada, no olvidar que un estado de ánimo más positivo fortalece el sistema inmune.
Finalmente tomar en cuenta que la detección precoz del cáncer de mama es importante para un pronóstico favorable. Aprender a explorarse adecuadamente y las visitas oportunas al médico de referencia salvan vidas.
El autor es Psicólogo, filósofo y profesor universitario