Un día triste para la democracia

Periodismo y Sociedad, Santo Domingo. Un 7 de enero de 1789 los EE UU realiza sus primeras elecciones presidenciales, las cuales dan a George Washington como ganador.

Foto: Isisdro Toro Pompols

A partir de ese momento, el país del norte se ha transformado en emblema de la democracia mundial sobre la base de un republicanismo donde los principios de libertad, igualdad y fraternidad, tan caros para la humanidad, pueden ser alcanzado por medio de sus legislaciones locales y luchar para conquistar el sueño a nivel nacional porque la democracia norteamericana es perfectible.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, declaró “estar entristecidos” por los sucesos acaecidos en el Congreso de los EE UU.

Creemos que resume el sentir de toda persona que a lo largo y ancho del planeta cree en la libertad y el derecho de construir con su participación un sistema político que le permita conquistar mejores estadios de calidad de vida.

Algunos aspectos debemos colocar sobre relieve y que el tiempo dirá sobre su desarrollo. El primero, la posibilidad de aplicar la enmienda 25 que es una norma constitucional de Estados Unidos que permite remover del poder al presidente y transferirlo al vicepresidente; sin embargo, hay algunas condiciones que deben cumplirse.

Segundo, el hecho de surgir las fisuras dentro del Partido Republicano que puede desembocar en una crisis mayor e incluso en una división de la histórica agrupación. Allí emergió con un perfil distinto Michael Richard Pence, el actual vicepresidente, quien, con su conducta apegada a los más tradicionales valores republicanos, contribuyó a zanjar lo que se vislumbraba como una crisis de rango mayor.

Pence se proyecta como un factor fundamental no solamente en su Partido Republicano, sino en el país en los días por venir. Tercero, la nueva administración de Joe Biden deberá enfrentar el grave desafío de gobernar sobre un territorio en el cual una parte importante de la población no le reconoce su autoridad ni su legitimidad.

Desde la Guerra Civil o de Secesión los EE UU no han vivido una situación como la actual y que amenaza con proyectarse en el tiempo.

La democracia norteamericana tiene la responsabilidad de salir airosa de los trágicos eventos vividos desde el inicio de la campaña electoral.

El mundo vuelca sus ojos hacia el país de norte, unos frotándose las manos añorando la destrucción del sistema; otros, con la mirada del observador crítico, académico, quienes auscultan los hechos con el fin de desarrollar tesis que puedan ser útiles a la sociedad y, finalmente, quienes aspiran a que el episodio se subsane rápidamente, las heridas sean restañadas y la nación norteamericana continúe en su desarrollo que en buena medida favorece al de nuestra hermosa República Dominicana.

Por Isidro Toro Pampols

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