Latinos no tienen memoria de sus luchas en Estados Unidos

Por Elvys Ruiz

Internacional. Cuando examinamos un siglo de presencia de los hispanos en Estados Unidos, ningún evento heroico resalta. No tenemos memoria de luchas notables que hayan dejado huellas. No hay un evento remarcable al que TODOS podamos hacer referencia como una gran conquista.

No tenemos líderes de connotación nacional que nos sirvan de guía. No tenemos organizaciones a nivel nacional con una plataforma y agenda común fuerte a favor de lograr cambios trascendentales que eleven las condiciones de vida de nuestra gente que se encuentra en la base de la pirámide.

Tenemos 59 millones de personas que caminan sin ningún norte. En 2030, seremos unos 71 millones, de acuerdo con proyecciones del Censo de los Estados Unidos y para el 2050 sobrepasaríamos los anglosajones, haciendo historia al ser el grupo racial mayoritario. ¿Y eso que? ¿Nos estamos preparando para poder afrontar los retos que traerá ser un grupo racial mayoritario sin ningún poder político y económico y con una comunidad que no conoce de donde viene, ni sabe para dónde va?

Y si el tema que más pudiera interesarnos en nuestra condición de inmigrantes fuera obtener una reforma migratoria, ni siquiera eso lo hemos podido lograr. Desde que el presidente Ronald Reagan lograra dotarnos de una amnistía en 1986, que legalizó las permanencias de 2.7 millones de personas, y su impacto en los estudiantes indocumentados, más hemos podido alcanzar en materia de inmigración.

La comunidad hispana recibió un duro golpe en 1994 con la aprobación de la propuesta 187 del exgobernador de California Pete Wilson, que en esencia buscaba negar servicios básicos a los hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en Estados Unidos y como la coordinación de esfuerzos conjuntos y movilización de la comunidad latina logró impedir que esta ola antinmigrante llegara a otros estados como pretendían sus proponentes.

Cuando se trata de luchas por derechos civiles, los mejores intentos nuestros ocurrieron hace aproximadamente 60 años y que marcaron un hito, como fue el movimiento laboral dirigido por el líder sindicalista chicano César Chávez, quien luchó a favor de los derechos sindicales de los chicanos y mexicanos y los organizó en el National Farmworkers Association (1962). Chávez encabezó la huelga de las uvas que se prolongó por aproximadamente cinco años y que tras su éxito el congreso de los Estados Unidos le concedió sus derechos sindicales.

Para ese tiempo los chicanos y los puertorriqueños, víctimas de la discriminación que sufrían se organizaron en movimientos paramilitares similares a los “Black Panthers”. Los boricuas crearon los Young Lords, mientras que los chicanos los Brown Berets. Trabajando juntos implementaron estrategias para cambiar las condiciones de extrema pobreza en que vivían y combatir el racismo. Los boricuas adoptaron una postura antimperialista y a favor de la independencia de su pueblo, mientras que los Brown Berets tras sus demandas, lograron la creación de un partido político en 1970 conocido como” La Raza Unida”. Estas acciones radicales fueron importantes y demostró que trabajando juntos, con una agenda común podemos lograr las metas propuestas.

Sin embargo, hemos aprendido poco de esa alianza boricua-chicana de los tiempos en que en esta nación el movimiento por los derechos civiles encabezado por el Dr. Martin Luther King, Jr. Luchaban por derechos civiles para TODOS y no necesariamente los afroamericanos.

Los hispanos no hemos mostrado nuestra solidaridad como debiéramos con el caso del asesinato de George Floyd y el movimiento “Black Lives Matter”, que ya es acogido internacionalmente. Nosotros también somos víctimas de discriminación y abusos, sin embargo, la actitud que hemos tomado en nuestra comunidad ha sido la de simples observadores silentes, que en algunos casos exclamamos alguna expresión solidaria, solo para satisfacer presiones sociales.

Nuestra comunidad tiene que despertar y no dejar que solo se destaque de nosotros nuestras fiestas, celebraciones patrióticas, festivales culturales y tradiciones. No entendemos la indiferencia al dolor ajeno. Como vamos a lograr que otras comunidades se solidaricen con nuestra causa si nosotros no hacemos lo mismo.

Como es posible que como hispanos nos hemos quedado silentes ante uno de los atropellos más horrendo que se han cometido en contra de los miles de niños en esta nación, que han sido encarcelados y mantenidos en campos de detenciones en condiciones infrahumanas por la administración de Donal J. Trump, quien ha calificado como una amenaza a la seguridad nacional, el influjo de quienes buscan asilo, tanto adultos y menores a los Estados Unidos. Pero esa misma administración ha fallado en la manera en que ha tratado estos niños menores de edad bajo su custodia.

Estos niños han sido violados, separado de sus padres, al que muchos no han podido volver a ver, muertos sin dolientes. Han sido mantenidos sin comida adecuada, agua o vestimentas y jabón para bañarse o pasta dental para cepillarse. Muchas veces expuestos a temperaturas exageradamente frías o calientes, durmiendo en piso de concreto y con luces brillantes (tortura), amontonados y contagiándose de enfermedades. Bajo estas condiciones viven estos niños totalmente desprotegidos y en el limbo, puesto que no tienen un Chapulín colorado.

Juntos tenemos que vencer el virus de la desmemoria y la apatía y ser solidario para construir una mejor sociedad.

Elvys Ruiz, es un ensayista cultural y escritor, colaborador con este medio. Puede ser contactado a cafeydomino@yahoo.com

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