Los desafíos de lidiar con el envejecimiento de los padres (y cómo evitar conflictos)

Una etapa difícil marcada por conflictos y dificultades.

Así, resumen los expertos, cómo se vive muchas veces el envejecimiento de los padres, dado que muchos hijos no están preparados para afrontar las exigencias que supone este período.

A medida que avanza la edad, una persona tiende a necesitar cada vez más apoyo, ya sea en las sencillas actividades del día a día o incluso en ayuda económica, y esto puede pasar factura a quienes sean responsables de estos cuidados, señalan los expertos.

“En algunos casos, los hijos pueden experimentar niveles importantes de estrés y sobrecarga al enfrentar las exigencias del envejecimiento de sus padres, especialmente cuando hay problemas de salud o limitaciones funcionales”, dice la psicóloga Deusivania Falcão, profesora de psicogerontología de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil.

“Es una obligación basada en un estándar cultural, relacionado con la percepción de que se trata de un comportamiento socialmente responsable frente al envejecimiento y la dependencia de los padres”, explica Falcão.

“En otras palabras, es un deber del hijo adulto ayudar o ser responsable de sus padres ancianos”.

Este tipo de situaciones y la discusión sobre cómo afrontar esos desafíos son cada vez más frecuentes, en vistas del aumento de número de personas mayores en la sociedad.

Prácticamente, según señala Naciones Unidas, todos los países del mundo experimentan un aumento del número y la proporción de personas mayores.

De acuerdo a esta organización, la proporción de personas de 65 años o mayores aumenta a un ritmo más acelerado que la de los que tienen menos de esa edad.

Y, aunque de forma dispar, la esperanza de vida también ha crecido a nivel global.

Esto no sólo aumenta el periodo en el que una persona puede necesitar ayuda, sino que también hace que sea más común que los hijos acompañen las diferentes etapas del envejecimiento de sus padres.

La esperanza de vida ha aumentado a nivel global y esto significa que hay un aumento de la población anciana.

Un punto importante durante este período es la forma en que los hijos ven esta etapa y, como en tantos otros momentos de la vida, no existe una guía universal a seguir.

Esta experiencia, sostienen los expertos, suele verse influenciada por patrones familiares pasados y por la forma en que se crió a una persona, así como por aspectos culturales, históricos, sociales y religiosos de una familia.

“Existen varios modelos de envejecimiento y vejez. Cada individuo envejece de manera diferente, en la singularidad de sus condiciones genéticas, ambientales, familiares, sociales, educativas, económicas, históricas y culturales”, dice Falcão.

“Todo esto depende del tipo de sistema desarrollado (por la familia) a lo largo de los años”.

Padres tercos versus hijos mandones

Uno de los principales desafíos y motivos de fricción radica en los roles que asumen padres e hijos en esta etapa de la vida, señalan los expertos.

Por un lado, los hijos pueden ver a una persona frágil, enferma y necesitada de cuidados y limitaciones, e intentan proteger a sus padres para evitar que se expongan a riesgos.

Por otro lado, hay una persona que no quiere perder su autonomía y que puede incluso darse cuenta de que necesita cuidados, pero le cuesta aceptarlos, dice la geriatra Fernanda Andrade.

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