La apatía política: “El Estado son ellos”

Por Isidro Toro Pampols

Periodismo y Sociedad, RD. “El Estado son ellos” es la lacónica expresión de un ciudadano que manifiesta su indiferencia, pasividad o falta de interés por la política. Es una contradicción porque la política se ocupa del ciudadano.

En los países latinoamericanos crece el marasmo político el cual se manifiesta en una disminución en la participación electoral en cada votación. Muchas son las causas, aunque los medios y las personan se centran en unas pocas: promesas electorales incumplidas, corrupción, indiferencia del liderazgo ante las demandas de los ciudadanos. Quizás en estas tres se recoge la mayoría de las razones del porqué la indiferencia crece. Igualmente observamos la escasa respuesta a diversos instrumentos de participación que se instituyen, tales como los presupuestos vecinales, los referendos, los comités comunitarios de planificación, los sistemas de información y respuestas a las solicitudes ciudadanas, entre otros mecanismos de participación. Esto da pie a mantener la oposición a los programas de participación de parte de sus adversarios.

Samuel Phillips Huntington (1927-2008) desarrolló una teoría sobre la apatía política como estabilizadora del sistema. En resumen, afirma que una excesiva participación política es negativa especialmente cuando la participación se adelanta a la socialización política, lo que coloca en el escenario a individuos que no han internalizado los valores del sistema.(1)

La tesis de Huntington se completa con la idea del “stress” que genera en un régimen político una cantidad importante de demandas que el sistema político no tiene los mecanismos institucionales para darle respuestas satisfactorias y, dentro de estos, no tiene el Estado los suficientes recursos humanos, materiales y financieros para atender las peticiones.

Así que manejar una apatía política estabilizadora podría considerarse necesaria para una evolución ordenada de un sistema político cualquiera. Pero sus críticos señalan que es una vía para aristocratizar y oligarquizar el ejercicio del poder. Se entorpecen los canales de doble vía de aportación, ralentiza la acción y genera ruido en la comunicación, utilizando las diferentes técnicas que la información moderna ha desarrollado, especialmente para influir en la agenda política diaria de la ciudadanía.

Para finalizar, recordemos el importante tema de la formación política, tanto de la militancia en los partidos políticos como en la ciudadanía. La cantidad de información con lo que a diario nos bombardean requiere que el receptor tenga un sistema de análisis basado en la razón y no en prejuicios o fanatismos alimentados por la ignorancia manipulada por directivos con habilidades especiales, propias del encantador de serpientes. A la larga, entorpecer la participación ciudadana genera una alta incertidumbre en el régimen político, producto de la limitada cantidad de mensajes que manejan los dirigentes que, finalmente, ofrecen una visión sesgada de los problemas que se le presentan a la Administración Pública.

Arnoletto, E.J. Curso de Teoría Política. Pag 315.
versión digital.

 

 

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