Guido Gómez Mazara: Rastros de opulencia y gastos de la JCE.
“Nadie entiende las torpezas porque revelan los rastros de opulencia. Una mayoría de miembros para validar las decisiones que hacían de “las resoluciones”, el instrumento de oficialización de negocios indecorosos. Eso sí, el sello de un primo controlando los manejos financieros no impidió que se conociera las locuras de una empresa fumigadora que mensualmente factura 5 millones de pesos, utilizar a ingenieros en las reformas y adquisición de inmuebles que, ganadores de licitaciones, hacían trabajos particulares a los amos de la institución, el inverosímil pago de 64 millones en comidas en medio del proceso comicial, los 18.5 millones por el montaje electoral de dos días en un hotel y un cercano administrando el restaurante de la institución que, en los primeros cuatro meses del año en curso, facturaron casi 22 millones por almuerzos y cenas para empleados. Descarado, no?”
Loteka te toca, así lo consigna el eslogan publicitario. En realidad, otros han sido los agraciados porque los golpes de poder transforman y en el más allá queda como nombre registrado en la arena los duros años de limitaciones, sin recursos disponibles, reducidos al mundillo universitario que servía de brazo protector a todos los llegados de las lejanías del país. Esencialmente, los del Sur profundo.
Quedaron en el olvido las viejas tonalidades revolucionarias, la poetiza que enseño lo posible de “tocar el cielo con las manos” y jornadas solidarias en casa de la maestra y el corrector periodístico que detectaron en el joven originario de Las Matas de Farfán potencialidades deformadas en el tiempo, como devastador síntoma del pragmatismo. De la izquierda al ingreso a un partido que nació para darle continuidad a la obra del patricio fundador de la dominicanidad, pero los días de gracia electoral hicieron del núcleo original conversos enriquecidos por una dilatada carrera de uso y disfrute del presupuesto nacional.
Lo mucho hasta Dios lo ve. Y es que la suma de casi catorce años en el tren de la administración electoral sirvieron de trampolín para ascensos financieros inexplicables frente a las reglas de la ética elemental. Aunque el blindaje judicial podría garantizar tranquilidad y gozo de un patrimonio considerable, el ojo ciudadano sirve de escrutador/acusador como resultado de adquisiciones inmobiliarias en el exclusivo sector de Los Cacicazgos. Qué suertudo!
El tinglado legitimador de una considerable fortuna tiene en la frase del gran Balzac, la incriminación perfecta: detrás de cada fortuna hay un crimen. En el proceso, plumíferos, voces alquiladas y arquitectos de reputaciones “honorables” conseguirán nuevos amos para aderezar imágenes que no resisten un verdadero escrutinio. Y de inmediato, tocarán nuevas puertas de pagadores que constantemente confunden el uso del presupuesto nacional en proyectos personales con la finalidad de edificar liderazgos inviables y sin fundamentación ni conexión con la nación porque al final de la jornada es el talento lo que se impone. Eso sí, lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta. Ya se desvanecen los intentos de utilizar el órgano institucional como plataforma de futuras aspiraciones. Colorín …colorado.
Nadie entiende las torpezas porque revelan los rastros de opulencia. Una mayoría de miembros para validar las decisiones que hacían de “las resoluciones”, el instrumento de oficialización de negocios indecorosos. Eso sí, el sello de un primo controlando los manejos financieros no impidió que se conociera las locuras de una empresa fumigadora que mensualmente factura 5 millones de pesos, utilizar a ingenieros en las reformas y adquisición de inmuebles que, ganadores de licitaciones, hacían trabajos particulares a los amos de la institución, el inverosímil pago de 64 millones en comidas en medio del proceso comicial, los 18.5 millones por el montaje electoral de dos días en un hotel y un cercano administrando el restaurante de la institución que, en los primeros cuatro meses del año en curso, facturaron casi 22 millones por almuerzos y cenas para empleados. Descarado, no?
Aquí no pasará nada, como de costumbre. En la jurisprudencia lejana perdimos el cobro de vieja factura del eterno caudillo al legitimador de una expulsión universitaria inspirada en los vientos de cambio del movimiento renovador que frente a la gestión electoral “perdió” la batalla desde el momento que una debilidad de su hijo lo hizo reo del poder, transformándolo en validador de una victoria con comillas. A eso se apuesta.
Lo racional es esperar que fluyan datos, documentos y pruebas. De ahí a proceder legalmente es muy corto el camino.