Aplicación de Pruebas Nacionales en plena Pandemia del COVID-19: Una decisión que debe ser analizada.

Por Dra. Carmen Evarista Matías de Rodríguez /Ex Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación, UASD

La llegada del COVID-19 al contexto dominicano a mediados del pasado mes de marzo y el correspondiente Decreto de Estado de Emergencia por parte del Gobierno, ha llevado a una limitación generalizada de las actividades humanas, incluido el plano educativo, en donde se han suspendido todas las clases presenciales tanto en el nivel universitario como en el preuniversitario.

Ante el escenario descrito, El Ministro de Educación Lic. Antonio Peña Mirabal ha convocado las Pruebas Nacionales para el próximo mes de Julio. Pero, el actual estado de situación ha dejado para el sector educativo, entre otras cosas:

1)      Alumnos y alumnas realizando sus actividades escolares desde sus respectivas casas, de manera virtual, que no fueron preparado para este proceso, por lo que están integrados a este nuevo modelo de educación a distancia y no se sabe si representan una cantidad significativa a nivel nacional;

2)      Alumnos y alumnas que recibieron en clases presenciales solamente el 70% de los contenidos del programa y no han podido avanzar en el nuevo sistema por una cuestión de alfabetización digital y,

3)      Alumnos y alumnas que solo recibieron un 30% de los medios de computación como tabletas o laptops y una conexión limitada del Programa República Digital, a pesar de que la ofreció la totalidad de entrega para el presente año Escolar (2019 – 20). Según declaraciones por la Presidenta de ADP (Programa*EL DIA, TV*)

En adición a la decisión tomada sobre el término del año escolar, el Ministro de Educación, sin haber reunido al Consejo Nacional de Educación, anuncia de manera unilateral de convocar al alumnado de bachillerato para tomar las Pruebas Nacionales el próximo mes de julio, aun cuando las condiciones sanitarias impiden reuniones de estudiantes, por cuestiones de salud pública y prevención frente a este estado de situación.

Y más aún, cuando no se vislumbra una apertura del próximo año escolar, no se cuenta con estimaciones de los trastornos e impacto psicológicos que este confinamiento ha podido provocar en la población dominicana y, sobre todo, en aquella parte de la ciudadanía que ha perdido algún ser querido en este proceso.

Si algo ha tenido esta pandémica es que ha puesto al descubierto las enormes limitaciones y las formas autoritarias y desfasadas de la actual gestión del sistema educativo, caracterizada por la poca participación de nuestras autoridades a nivel nacional, regional, distrital y de centro educativo.

El momento que vive el mundo impone la toma de decisiones mediante consenso, para gestionar con inteligencia colectiva los procesos que permitan generar capacidades de adaptación en la situación actual, lo que implica elementos de innovación para la actuación con eficacia, cosa ésta que impiden las formas autoritarias.

Ya hemos visto la reacción de la ADP frente a la convocatoria unilateral hecha por el Ministro para impartir las Pruebas Nacionales a nuestras estudiantes que cursa estudios secundarios. Con ello, el Ministro refleja una comprensión parcial de la crisis sanitaria que nos embarga y de las limitaciones de medios que tienen nuestros estudiantes para presentarse a unas pruebas presenciales.

Sin duda, una decisión como está condenada al fracaso a una parte importante de nuestros y nuestras estudiantes, lo cual es inaceptable y reafirma el despropósito y el desacierto de un llamado que en vez de irradiar paz en la familia dominicana trae zozobra y desesperanzas.

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