Convenciones abiertas, cerradas, entornadas o “trujuntas”:Teofilo Quico Tabar

Una buena parte de los  partidos, de los políticos, de los Congresistas, así como sectores independientes y  de la Sociedad Civil, evidentemente interesados en el tema de la Ley de Partidos y el método para celebrar sus respectivas convenciones, tanto para la escogencia de su dirigencia como de los candidatos electorales,  vienen batiendo el asunto desde hace tiempo. Unos siendo coherentes en sus posiciones originales, y otros dando  cambios de pies, según el tipo de música que  prefieran  bailar.

Parte de ellos han  hecho sus planteamientos usando el nombre de sus organizaciones, pero probablemente obedeciendo a sus propios criterios o conveniencias.  Sin necesariamente haber sido  sometidas al escrutinio o consideración de sus miembros o dirigentes. Incluso en algunas organizaciones ha sido evidente que dirigentes importantes  han manifestado  posiciones distintas en torno al tema.

Esto curre, porque aunque en realidad pudiera existir  un verdadero interés de que la sociedad y  los partidos se institucionalicen, cosa que no pongo en duda,   no es menos cierto, que como en casi todas las actividades, cada grupo  y cada dirigente  quisiera que las leyes y disposiciones se acomoden a lo que les conviene en el momento en que se discuten dichos temas.

Por eso se ha dicho siempre, que la mayoría de las veces, las reformas  están enmarcadas en conveniencias circunstanciales, grupales o personales, más que institucionales. Y no me refiero a temas partidarios, sino económicos, jurídicos, fiscales, de transporte,  etc. Porque los intereses particulares y grupales prevalecen en casi todas las manifestaciones humanas.

Per en esta  materia de las Convenciones partidarias, a unos les interesa que las que son para escoger dirigentes se realicen  de una forma, y las que se organicen para elegir candidatos sea de otra. Por esa razón, no todos se han puesto de acuerdo,  y difícilmente logren  consenso, tanto en un caso como en el otro. Aunque las argumentaciones en beneficio de una forma, igualmente se  podrían aplicar en contra de la otra.

En fin. Estamos frente a un escenario que no deja de ser  interesante, más que nada por lo complejo. Porque todos dicen querer  reformas y Leyes, pero cada uno a su manera. Ya sean los que se consideran con mayores posibilidades de ganar elecciones por su tamaño y simpatía, los  llamados emergentes, así como y los que gustan orientar o dirigir desde afuera. Igual  tienen diferencias. Fundamentalmente, repito, porque sus posiciones, aunque con criterios sostenibles, han estado  adecuadas a sus conveniencias particulares, más que  producto de posiciones institucionales.

¿Realmente se han celebrado en el PLD, PRM, PRD, PRSC y las demás organizaciones, reuniones, Convenciones, Asambleas, Directorios o consultas con  sus dirigencias y  bases para saber cuál es la forma que la mayoría de ellos entiende más conveniente? No hombre. Las posiciones han sido personales, grupales o siguiendo la línea de alguno de los líderes que bajo su sombra se cobija.

En tal virtud, estamos ante una situación en la que la Ley de Partidos pudiera establecer que las Convenciones no sean, ni abiertas, ni carradas, sino entornadas, o como decía José Candelario (Trespatines) “Trujuntas”

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