Cómo Irlanda logró tener la economía con mayor productividad entre los países desarrollados

  • Naomi Rainey

No lejos del tráfico de The Liberties, un barrio histórico de clase trabajadora en Dublín, yace la extensa fábrica de una de las marcas más famosas de Irlanda: Guinness.

La histórica cervecería ha producido cerveza en esa fábrica desde que su fundador, Arthur Guinness, adquirió un edificio en ruinas en 1759. Ahora, la “bebida negra” se produce en un enorme complejo de edificios, conectados por tuberías de metal, al ritmo del sonido de los barriles siendo trasportados en montacargas.

La fábrica, propiedad del gigante de las bebidas Diageo, podrá parecer como muy alejada de los inicios de Guinness, pero Aidan Crowe, director de operaciones de cerveza, asegura que el proceso básico de la cervecería no ha cambiado tanto. “Nuestro proceso central es en realidad muy parecido a los procesos que Arthur Guinness hubiera usado”.

La Brew House (Casa de cervecería) en St Jame’s Gate, en la salida al muelle, se inauguró en 2013 y fue la más eficiente del mundo en su época, señala Crowe. Actualmente, la cervecería en Dublín produce 3,5 millones de pintas al día -equivalente a 1.300 millones de pintas anuales (una pinta equivale a 0,56 litros).

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