Algunas enseñanzas del socialismo francés

Algunas enseñanzas del socialismo francés

Por: Isidro Toro Pampols

Isidro Toro
Isidro Toro Pampols

Vamos a adelantar un rápido repaso por la historia del Partido Socialista Francés durante el siglo XX. La idea es tratar de obtener algunas conclusiones que sean útiles a quienes nos sentimos identificados con las ideas de la democracia social en nuestro lar hispanoamericano.

En 1905 se funda lo que se llamó la Sección Francesa de la Internacional Obrera, conocida como la SFIO, por sus siglas en francés. Esta SFIO es producto de un proceso de unificación de varios grupos socialistas que inician en 1901 conversaciones que culminan con éxito momentáneo en 1905, año en que las dos grandes agrupaciones obreristas: el Partido Socialista Francés (Parti socialiste français) y el Partido Socialista de Francia (Parti socialiste de France) se fusionan en la SFIO.

Señalamos que fue un éxito momentáneo porque en 1917, a raíz del triunfo de la Revolución bolchevique en Rusia, se produce una importante división entre los partidarios de afiliarse a la Internacional Comunista y los que se oponen a dar dicho paso. 3,252 de los 4,763 delegados aceptan la línea de Moscú constituyendo la Sección Francesa la Internacional Comunista, que en el futuro se transformaría en el Partido Comunista Francés. Si bien es cierto que la minoría de los delegados se niega aceptar el enganche con los rojos soviéticos, también es verdad que la mayoría del grupo parlamentario decide mantenerse dentro de la Segunda Internacional, reconstituida tras la Primera Guerra Mundial.

Pero dentro del socialismo democrático francés no solamente se encontraba el germen bolchevique soviético que se desmembró en 1917. También había partidarios de lo que se conoció como neosocialistas y que terminó siendo seguidores del nazi fascismo. Esta facción era partidaria de una alianza con las élites capitalistas en pro de un programa de racionalización, planificación y modernización económica, participando en los gobiernos franceses, contra la decisión de los sectores mayoritarios de la SFIO de permanecer al margen. En el XXX Congreso ordinario de la SFIO, realizado en 1933, se expulsa a los miembros de la corriente nazista, que luego fundan el efímero Partido Socialista de Francia – Unión Jean Jaurès (UJJ), en diciembre de 1933. Antecedente cercano de los grupos de extrema derecha que en la actualidad tienen cierta aceptación en el electorado francés.

En 1936, bajo el liderazgo del socialista Léon Blum, se organizó un frente electoral con distintos grupos de izquierda que obtuvo el triunfo. El gobierno del Frente Popular desarrolló una administración orientada a adelantar reformas sociales: vacaciones pagadas, reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, aumento de los salarios, reconocimiento sindical, incorporación de la mujer nombrando varias ministras, además de otras medidas modernizadoras para la época. La recurrente crisis económica agravó la tensión social, lo que hizo caer el gobierno Blum en enero de 1937, para luego volver a formar un nuevo gobierno entre marzo y abril de 1938, que solicitó poderes especiales al Senado, fracasando en el petitorio y en la administración.

Con el triunfo de la invasión alemana, los socialistas sufren una nueva división cuando 54 diputados aceptaron el dictado alemán que dio origen al régimen colaboracionista de Vichy, contra la posición patriótica de la dirección del partido y de Léon Blum.

Tras la ruptura, la mayoría del partido activó en el marco de la lucha contra el nazismo, participando activamente en la Resistencia liderada por el general De Gaulle.

Tras la derrota nazi, Francia se dividió en dos grandes bloque políticos: el gaullismo a la derecha y el Partido Comunista Francés, a la izquierda. La socialdemocracia quedaba relegada a un papel secundario dentro de la dinámica política nacional.

En Francia, desde 1880, habían existido partidos socialistas democráticos, con diferentes nombres. Hubo de transcurrir un siglo, para lograr un buen éxito electoral. En 1969, bajo el liderazgo de François Mitterrand, se unen varios grupos que incluyen a la SFIO, fundando el Partido Socialista de Francia. En 1981 el partido con Mitterrand, obtuvo la presidencia de la república y la mayoría en la Asamblea Nacional por vez primera. Mitterrand fue presidente durante 14 años. Es bueno destacar que hay fehacientes testimonios históricos de los fuertes lazos de amistad y solidaridad entre el dirigente socialista galo y el líder del PRD, José Francisco Peña Gómez.

De esta breve y apretada historia podemos sacar algunas conclusiones que saltan a la vista. Una de ella, es que la socialdemocracia, al ser un pensamiento libre, abierto y humanista, tiende a lactar a grupos infiltrados que luego se perfilan como autoritarios, como lo son los comunistas bolcheviques y los nazis fascistas, hoy llamados neonazis. Luego, no aprendemos que en la unión está la fuerza. Son partidos que en su devenir se encuentra un historial de divisiones mayores e incisiones menores, que sangran constantemente a la organización. Las corrientes son comunes en el Partido Socialista Francés. Estas corrientes se nuclean en torno a ideas o mociones que se hacen en la dirección o en congresos de la agrupación que congrega a militantes que se identifican con líderes. Usualmente en Hispanoamérica, en nuestros usos y costumbres, también existen las corrientes, pero comúnmente con poca o ninguna carga de pensamiento, si con mucha demagogia que irradia algún dirigente. Son pocas las expresiones organizativas a lo interno que se fundamente en un programa de acción política. Incluso se ha llegado al extremo de participar en campañas electorales cabalgando en eslogan y jingles publicitario. En los discursos, y en los programas de gobierno, se encuentra poco, por no decir nada, de contenido conceptual o líneas programáticas presentadas sobre la base de un pensamiento político y diseñado con objetivos claros, los cuales son necesarios para alcanzar para avanzar en el programa general.

Nadie aprende en cabeza ajena, dice el refrán castellano. Pero es necesario conocer las vicisitudes de otras organizaciones y de los procesos políticos que han transitado, para aprender con menos dolor.

 Isidro Toro Pampols.·. es MSc en Management, asesor en cooperativismo en el IDECOOP. Reside en Santo Domingo.

 

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