Fallece el veterano periodista dominicano Don Rafael Molina Morillo
De Eldia.com.
Santo Domingo.- Falleció este domingo una de las glorias del Periodismo dominicano, el doctor Rafael Molina Morilla, a la edad de 87 años, en su residencia en Santo Domingo.
José Rafael Molina Morillo, fue un abogado, periodista, diplomático dominicano, nacido en la provincia La Vega, el 31 de marzo de 1930.
Se casó con Francia Espaillat Franco y tuvo cuatro hijos: José Antonio, Amelia, María Alicia y Silvia María.
Hasta la fecha fungió como director del periódico El Día, fue presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Fue además fundador y director de la revista ¡Ahora! y el periódico El Nacional; fue director del Listín Diario y de El Caribe.
Fue subdirector de Revistas del Listín Diario y Ultima Hora de 1991 a 1995. Fundador y conductor del programa de televisión Rueda de Prensa.
Profesor de la Escuela de Periodismo de la UASD y director de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD). Presidente del Consejo Nacional del Premio APEC al Periodista José Ramón López (desde el año 1986 hasta 1992).
También se desempeñó como miembro fundador y directivo de la Fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional desde el año 1984 hasta 1987.
Molina Morillo también fue embajador en Estados Unidos y Canadá (1980-82), embajador Jefe de la Misión Permanente de la RD ante la ONU, en Nueva York (1979-80).
Anteriormente fue Secretario de la Embajada Dominicana en México (1956-57), cónsul general en Panamá (1957-58) y consejero de la embajada dominicana en México (1958-59).
Publicó los libros La Prensa y la Ley en Santo Doming; Gloria y Repudio, Biografía de Pedro Santana Personalidades Dominicanas 1992-1993. De 1948 al presente publicó artículos de interés general en el diario El Día.
Compartimos con ustedes la última columna escrita el pasado viernes por Don Rafael Molina Morillo, titulada: La pobre UASD, cuyo texto presentamos a continuación:
Nuestra querida Universidad Autónoma de Santo Domingo, primada de América, reúne más méritos históricos y académicos que otras casas de estudios superiores en este lado del mundo.
Sin embargo, hay otra realidad paralela que se empeña en abrirnos los ojos para que reconozcamos que, por otro lado, estamos encharcados en un lodazal de ineficiencia que nos define como un asco, un descrédito y un despilfarro.
¿Cómo se explica esta contradicción?
Por muchísimos desaciertos cometidos tanto por la politiquería como por la corrupción, por los propios estudiantes y por esa equivocada idea de que en todo hogar debe haber colgando un diploma universitario.
El Estado, por su lado, al creerse responsable de lanzar más y más profesionales a la calle, aunque no sepa de dónde sacar dinero para alimentar a ese elefante blanco que es la UASD.
Como parte de la solución propongo que se establezca un límite de estudiantes que lleguen a la mitad de los que hay ahora.
A estas ideas locas se pueden sumar cientos más. Pero por algún lado hay que comenzar.