El negocio de los “milagreros” contra el sida en Nigeria
Día Mundial de la Lucha contra el VIH/sida. Más allá de las trampas de internet, la desesperación y la estigmatización que afectan a los seropositivos los convierte en presas perfectas.
LAGOS. Blessing quiso creer. Más allá del sentido común, pues era su “última esperanza”. Al ver un anuncio en Facebook que prometía curarla del sida, hizo clic y estuvo a punto de caer en una estafa.
Fue hace unos meses. Esta nigeriana de 30 años -su nombre fue cambiado- creó un falso perfil en la red social y contactó al “curandero tradicional” muy bien conectado a las nuevas tecnologías.
Por 100.000 nairas (232 euros), se le propuso una poción hecha con plantas que erradicaría “en 100%” la enfermedad. La joven dudó y pidió entrevistarse en persona con su benefactor. Antes de enfrentarse a una clara respuesta: él le enviaría su número de cuenta bancaria.
“Solo me habló de dinero, entonces abandoné el asunto…”, cuenta a la AFP con una voz dulce. “Pero estaba dispuesta a probar. Había tantos comentarios que decían que eso funcionaba”.
Gracias a su tratamiento antirretroviral gratuito en Nigeria, Blessing pudo terminar sus estudios de sociología en Abuja, se siente más o menos “cómoda” en la vida cotidiana y hace “sus cosas”. Lo más insoportable para ella es la certeza de no poder encontrar un compañero.
“Estaba desesperada. Todas las relaciones que quise tener resultaron complicadas”, cuenta a la AFP. “Sé que debo aprender a vivir con el virus”, agrega sin embargo.
Más allá de las trampas de internet, la desesperación y la estigmatización que afectan a los seropositivos los convierte en presas perfectas para los “milagreros” de todo tipo en ese país muy creyente de 180 millones de habitantes.
No hay un mes sin que un pastor anuncie haber “salvado” a un fiel. En Lagos, los enfermos acuden desde todo el continente a las iglesias evangélicas, que son tan imponentes como centros comerciales, atraídos por las promesas de predicadores sin escrúpulos.
Uno de los más conocidos y más controvertidos es TB Joshua, que encabeza la Sinagoga Iglesia de Todas las Naciones (Scoan) y tiene una fortuna de varios millones de dólares, y quien se jacta de haber curado enfermos de sida y hasta de haber resucitado muertos.
Su sitio internet está lleno de testimonios que registran las proezas del “profeta”, como este: Un tal “Ubon (…) fue curado del VIH/sida gracias a una oración”, prueba de que “ninguna enfermedad puede escapar al poder de curación de Jesucristo”.
‘Sin prueba científica’
Hay quienes aseguran que encontraron “EL” remedio científico esgrimiendo oscuras revistas que publican sus trabajos. El anuncio hecho a comienzos de año por un profesor de la Universidad de Agricultura de Abia (suroeste) desató la publicación de muchos artículos en la prensa nigeriana.
Luego de “25 años de investigaciones”, el Profesor Maduike Ezeibe afirmó que hizo pruebas con éxito en pacientes de un medicamento fabricado por él.
“Nigeria es el primer país que tiene a 10 personas que se curaron del VIH/sida”, declaró el profesor al diario Guardian Nigeria en marzo.
Estas afirmaciones fueron de inmediato condenadas por las agencias de salud nigerianas que subrayaron “la ausencia de prueba científica sólida” y las consecuencias dramáticas que pueden tener sobre los enfermos en caso de que paren el tratamiento.
“Si una persona está convencida de que está curada, cuando por el contrario posee el virus, el riesgo de transmisión será más elevado”, explica a la AFP Daniel Ndukwe, de la Agencia Nacional de Lucha contra el Sida (Naca).
Asimismo, algunas personas que afirman haberse desembarazado del VIH “por curación milagrosa” experimentaron después “un deterioro de su (estado de) salud”, según Ndukwe, aunque no se ha realizado un estudio formal en Nigeria para conocer la magnitud del problema.
Lo que sí es seguro es que muchos comprendieron el potencial del “mercado” en Nigeria.
Aunque la tasa de presencia entre los adultos (2,9% en 2016) es baja con relación a otros países como Sudáfrica (18,9%), el número de personas que viven con el VIH, 3,2 millones, sigue siendo uno de los más elevados del continente.
por Célia LEBUR/AFP