Opinión: Por la razón por la fuerza

Si el coronavirus fue creado en un laboratorio eso no es lo más importante, lo procedente es respetar la cuarentena que permita detener la propagación del virus.

Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro

El coronavirus ha creado una reacción de desconfianza que mucha gente en distintos países, no respeta la cuarentena. Con la aparición de esta pandemia se ha producido lo que decía mi tío J. Elpidio Puello Morató: el hombre, la criatura más excelsa, el hombre, la criatura más abyecta.

Es tanto lo que nos han mentido que, en ocasiones, reaccionamos de manera tal que nos negamos a ver realidades, aunque las tengamos en frente.

¿Cómo creer que el gobierno de los Estados Unidos provocó el incidente del golfo de Tonkin para incrementar la guerra en Vietnam, que costó la vida de miles de jóvenes norteamericanos a quienes se les hizo creer, a ritmo de marihuana, que defendían a Norteamérica?

¿Cómo desconocer que, aprovechando la implosión de las Torres Gemelas de Nueva York, se crearía un monstruo que justificara la invasión de Afganistán, so pretexto de que los talibanes eran los culpables de tan execrable acción?

Cómo se ha demostrado después ¿Quién iba a pensar que el opio, erradicado por los talibanes, provocaría esa invasión para que se reanudara la producción, como ocurre ahora?

Siempre se ha dicho que el mundo está al revés. No hemos sido capaces de encontrar una solución única, definitiva, para el tratamiento de este mal que nos mantiene acorralados puesto que nadie sabe por dónde, cómo y cuándo llegará.

Lo del coronavirus nos tomó con los pantalones abajo, en una época en la cual con solo marcar un número de teléfono uno habla con una persona relacionada, familia, amiga, que reside en Asia, en Europa, en Suramérica.

Es que las inversiones van dirigidas a la búsqueda de beneficios materiales, pero, no hemos sido capaces de hallar solución a problemas que nos afectan.

Se hacen mayores inversiones en inventar un acelerador de comunicaciones que permita hacer más nítida la imagen que se envía a miles de kilómetros, que las necesarias para la búsqueda de la cura del cáncer.

En muchos casos importantes sabemos el qué, pero desconocemos y no buscamos el cómo. Y algo peor en muchos casos sabemos el cómo, pero intereses económicos, empresariales, políticos, entienden como bueno retener una información vital para la desaparición de una enfermedad hasta tener las patentes que les permitan manejar el conocimiento como algo exclusivo, aun cuando sea en desmedro de la humanidad.

Son tantas las diabluras a que hemos sido sometidos que, en muchos casos, la reacción natural es de incredulidad ante eventualidades que se presentan súbitamente.

Si el coronavirus fue creado en un laboratorio eso no es lo más importante, lo procedente es respetar la cuarentena que permita detener la propagación del virus.

Cada quien es responsable de cumplir la cuarentena. Y a quien no la acate que se obligue a acatarla.

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