Por qué en Uruguay la Semana Santa se llama Semana de Turismo (y qué dice esto del país más laico de América Latina)
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Author, Gerardo Lissardy
Role, BBC News
Si visitas Uruguay ahora mismo, descubrirás que estos siete días que los cristianos alrededor del mundo conmemoran como la Semana Santa aquí tienen un nombre distinto: Semana de Turismo.
Algunos uruguayos también la denominan Semana Criolla, por las populares competencias de jinetes que montan caballos indóciles en estas mismas fechas.
Otros hablan de la Semana de la Cerveza, por una fiesta que suele realizarse en la ciudad de Paysandú, fronteriza con Argentina, con espectáculos musicales y, por supuesto, mucha bebida espumosa.
Hay otras denominaciones posibles, como Semana de la Vuelta Ciclista, por una carrera por etapas que se disputa desde 1939.
Pero de forma oficial Uruguay la define como Semana de Turismo desde hace más de un siglo, algo que refleja la profunda tradición laica de esta república, la menos religiosa de América Latina según encuestas.
Es un dato que puede causar asombro en otras latitudes.
“Una vez en Sevilla me presentaron diciendo que venía de un país donde la Semana Santa se llamaba Semana de Turismo”, dice el arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla, a BBC Mundo.
Para entender a qué se debe todo esto es necesario viajar atrás en el tiempo.
Un proceso “exitoso”
El Estado uruguayo comenzó a marcar distancia de la Iglesia a partir de 1860, con medidas como la secularización de los cementerios o la creación de un registro civil para anotar nacimientos, matrimonios y muertes, una tarea que hasta 1879 estaba solo en la órbita católica.
Si bien el catolicismo era predominante en el país, Sturla señala que “cuando comenzó el proceso de secularización en Uruguay, la Iglesia era frágil, no tenía mucha fuerza y eso también coadyuvó a que fuera tan exitoso”.
Ese proceso tuvo un impulso definitivo a comienzos del siglo XX con los dos mandatos presidenciales de José Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915), un líder del Partido Colorado que fue clave en la construcción del Uruguay moderno y liberal.
FUENTE DE LA IMAGEN, AFP
Pie de foto,
José Batlle y Ordóñez fue clave en la separación del Estado y la Iglesia en Uruguay a comienzos del siglo XX.
Inspirado en las ideas políticas y filosóficas que circulaban en Europa, en particular en Francia, “Pepe” Batlle tenía una concepción racionalista espiritualista, solía escribir “Dios” con minúscula en la prensa e impulsó reformas sociales contrarias a los intereses de la Iglesia católica.
Los cambios incluyeron desde la remoción de crucifijos de los hospitales públicos hasta la eliminación de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, así como el divorcio por sola voluntad de la mujer.
Mónica Maronna, una historiadora y coautora del libro “100 años de laicidad en Uruguay”, señala que en aquellos años la batalla anticlerical se planteó tanto en el campo legal como cultural.
“Por ejemplo, había un episodio muy común sobre todo entre anarquistas para mofarse de la Iglesia: en Semana Santa, cuando había mandato de no comer carne, hacían un asado que llamaban el ‘banquete de promiscuidad’”, dice Maronna a BBC Mundo.
Esto ocurría en la misma plaza céntrica donde está ubicada la catedral de Montevideo.
Por aquellos años también dejó de prohibirse el uso de disfraces religiosos en el carnaval uruguayo.
Así se allanó el camino para que se estableciera definitivamente la separación del Estado y la Iglesia católica en la Constitución que entró en vigor en 1919 en Uruguay.
Ese mismo año se aprobó en el país una ley de feriados que cambiaría el nombre a varias fechas católicas: el 6 de enero pasó a ser Día de los Niños en vez de Reyes, el 25 de diciembre se volvió el Día de la Familia en lugar de Navidad y Semana de Turismo sustituyó a la Semana Santa.