Breve historia del cooperativismo dominicano

Por: Isidro Toro Pampols

jpg. Isisdro Toro Pompols
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En la República Dominicana, durante la segunda mitad del siglo XIX, Ulises Francisco Espaillat bajo el seudónimo de “María”, escribió una serie de artículos durante la primera administración de Ignacio María González. Espaillat hizo énfasis en la creación de un espíritu de asociación que desterrase el  individualismo indisciplinado. También criticó a la “clase directora”, a la que él pertenecía. Su ideario se enmarca en el parámetro de la solidaridad con el débil social. Propugnó por la conformación de sociedades de oficios, culturales, patrióticas y religiosas. Abogó, y fue un pionero, por cooperativas en forma de cajas de ahorro, que permitieran el acceso de los productores al crédito con intereses blandos.

Habrá que esperar hasta 1918 para que se den los primeros pasos. Por ordenanza del gobernador norteamericano se autoriza la organización de cooperativas en Villa Vásquez, provincia de Montecristi, donde surgieron las primeras asociaciones arroceras y cafetaleras.

En 1933 Rafael Leónidas Trujillo autorizó la formación de cooperativas de ahorro y préstamo en las Fuerzas Armadas Dominicanas.

El 1 de octubre de 1946, Monseñor Ricardo Pittini, convocó a la celebración de la Semana Social del Caribe en República Dominicana. El tema central fue el cooperativismo. Los eventos fueron coordinados por el presbítero Alphonsus Chafe (padre Alfonso), Superior de la Misión Extranjera de los Scarboros en el país; quien era párroco de Manoguayabo. En el marco de la Semana, el padre Alfonso funda una cooperativa en su parroquia. Es la primera que se organiza bajo los principios del cooperativismo de libertad, igualdad, equidad y autoregulación. Otro dato de interés es que nace un año antes que el sistema financiero nacional.

De su lado, al padre canadiense Harvey Steele le asignan las parroquias de Monte Plata y Boyà, donde funda cooperativas. En 1948 es comisionado por sus superiores para la promoción del cooperativismo como expresión de la acción social de la Iglesia en toda la República Dominicana. El cura Pablo Steele es considerado padre del cooperativismo dominicano.

En 1952 se promulga el primer instrumento legal referido al cooperativismo dominicano. A pesar de lo anterior, durante el gobierno de Trujillo se deporta al padre Steele, se disuelve una incipiente federación de cooperativas y en la práctica el cooperativismo quedó proscrito del territorio nacional.

Tras el triunfo electoral del profesor Juan Bosch, comienza un resurgir de las ideas cooperativistas como modelo de empresas de economía solidaria.  A partir de allí se sancionan la Ley 31 que, en el año 1963, crea Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP); igual la 127-64 sobre Asociaciones Cooperativas, aún vigentes.

Hoy el cooperativismo luce fuerte y vigoroso en la República Dominicana con alrededor de 800 cooperativas incorporadas y unos 600 grupos que tramitan su incorporación. Cerca de dos millones de personas tienen relación directa con asociaciones cooperativas y su actividad económica aporta un 3% del PIB.

Se trabaja igualmente por modernizar los instrumentos legales que regulan el sector, incorporando nuevas tecnologías y sistemas que permitan blindarlo frente a prácticas inescrupulosas, al tiempo de darle autonomía financiera al ente regulador.

El siglo XXI se muestra promisorio para el cooperativismo dominicano, que sin descuidarse de sus adversarios, se transformará en una herramienta efectiva para incorporar importantes grupos humanos a una actividad productiva sostenible que los aleje definitivamente del flagelo de la pobreza.

Bibliografía:

Cassà, Roberto. Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps. Archivo General de la Nación. Santo Domingo. 2010.

Ortiz, Bernardino. Del liderazgo de una Empresa Cooperativa. IDECOOP. Santo Domingo. 2009.

Isidro Toro Pampols.·. es MSc en Management, asesor en cooperativismo en el IDECOOP. Reside en Santo Domingo.

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